Memoria
Una noche, mi hermana me envió un trabajo de escritura para que lo leyera. En ese trabajo, ella describe su plato de comida favorito. Uno que Abuela solía prepararnos y que, a decir verdad, nos encantaba comer. Sopa de camarones, acompañado de tostones.
Al leer como mi hermana describe los oleres, la sensación y sabor de las especias en su boca ha sido de las cosas mas hermosas que he leído. Y Me hace enfrentarme con una realidad que ignoraba hasta este instante: Abuela ya no cocina. Las recetas, la manera en la que ella nos preparaba las comidas se han quedado atrapadas en su cabeza, en un revoltillo de memorias que contienen toda una vida.
Mi hermana describe que nunca volveremos a gozar de la comida que Abuela nos preparaba. No teníamos idea del momento histórico que era nuestra niñez. Y mucho menos, teníamos idea del descaro del futuro.
Me cuestiono cuando fue la última vez que Abuela cocinó. ¿Cuál fue la última comida que nos preparó? Como un relámpago. No más bolitas de pana rellenas, guineos en escabeche, pasteles o sopa de camarón.
La demencia de Abuela vino como una tormenta en un día soleado. Nunca le vimos venir. Era muy tarde cuando ya estaba aquí. Si hubieron señales, ¿cómo es que no lo vimos? ¿En qué momento Abuela dejó de ser independiente? ¿En qué momento pasó a ser alguien que se ve como mi Abuela pero ni idea de quién está dentro de esa cabeza? Sus acciones, palabras, gestos son tan extraños que buscamos desesperadamente entre palabras, miradas y movimientos, rasgos de la mujer que nos crió.
Los primeros años fueron difíciles. Muchas veces nos preguntamos si Abuela estaba jodiendo con nosotros. En ocasiones Mami nos llamaba en conferencia para que le ayudáramos a calmar Abuela. Quien hablando malo (por que la Señora nunca ha tenido un solo pelo en la lengua cuando se trataba de mandar a nadie al carajo), intentando abrir puertas, por que se quiere ir para su casa. Estando en la misma.
No sabíamos de la demencia, solo que eso le daba a la gente vieja. No fue hasta que le insistimos a los doctores para que la evaluaran y un tiempo después nos dieron el diagnóstico.
Las peleas que Abuela formaba en las tardes y que se extendieron hasta las tantas de la noche era un síndrome de esta enfermedad. “Sundowning”, ocurre durante la puesta del sol. Los pacientes tienden a ponerse agresivos, sentirse incómodos, experimentan cambios de humor y poco o ningún deseo de dormir.
Incontables son los días y noches en que estábamos en conference call para asistir a Mami. Finalmente, después de “trials and errors”, encontramos un medicamento que parece ayudar. El sundowning ha reducido significativamente y ya sus episodios de agresividad nocturna son escasos.
En estos días Abuela ha vuelto a ser una niña. Mami le llama cariñosamente “La Nena”. Y Abuela, pegada a la falda de Mami. Así como imagino una vez Mami lo hizo con ella y como tantas veces mis hermanas y yo hicimos con ambas.
La vida tiene una manera interesante de mostrarte que es circular y que hoy, disfrutamos de nuestro sano juicio solo para sorprenderte con un poco de demencia más adelante.
Las personas a nuestro alrededor les toca conocer esa nueva versión de ti.
Me pregunto si Abuela sabía de alguna manera espiritual o por instinto, que su vida estaría por cambiar. Imagino que de sospecharlo, estaría tranquila porque, al menos, Abuela crió cuatro buenas mujeres, hechas y derechas que nunca la dejarían sola.
Agradezco a mi hermana por su constante confianza y por inspirarme. Te amo.
Memory
One night, my sister sent me a writing assignment for me to read. In it, she describes her favorite dish. One that Abuela used to make for us and, truth be told, we loved to eat: shrimp soup with tostones (fried plantains). Reading how my sister describes her culinary experience, smelling, and tasting the spices, makes me face a reality I was unaware until now: Abuela no longer cooks. The recipes and how she prepared our meals are trapped in her head, in a scramble of memories that contain a lifetime.
My sister describes how we will never again enjoy the food Abuela prepared. We had no idea what a historic moment our childhood was. And little did we knew of the audacity of the future.
I wonder when Abuela last cooked. What was the last meal she prepared for us? Reality hit like a flash. No more bolitas de pana, guineo escabeche, pasteles or shrimp soup.
Grandma's Dementia hit like a storm on a sunny day. We never saw it coming. It was too late when it was already here. If there were signs, how come we didn't see them? At what point did Grandma stop being independent? At what point did she become someone who looks like my Grandma, but has no idea who's inside that head? Her actions, words, and gestures are so strange and we desperately search through words, looks, and movements for traits of the woman who raised us.
The first years were difficult. We often wondered if Grandma was messing with us. Sometimes Mami would call us on a conference call to help calm Grandma down. She would say profanities (because the Lady never minced words when it came to telling anyone to go to hell) trying to open doors, because she wanted to go home. All this while being at her house.
We didn't know about Dementia, only that it affects older people. It wasn't until we insisted on having her evaluated and sometime later, they gave us the diagnosis.
The fights Grandma would have in the evenings, which lasted until the wee hours of the night. A symptom of this disease. "Sundowning" occurs around sunset. Patients tend to become aggressive, feel uncomfortable, experience mood swings, and have little or no desire to sleep.
Countless days and nights were spent on conference calls to support Mami. Finally, after trial and error, we found a medication that seemed to help. Her mood swings diminished and her episodes of nighttime aggression are now rare.
These days, Grandma has become a little girl again. Mami affectionately calls her "La Nena" (The Girl). And Grandma clings to Mami's skirt. Just as I imagine Mommy once did with her, and as my sisters and I did with them so many times.
Life has an interesting way of showing you that it's circular and that today, we enjoy our sanity only to be surprised by a bit of dementia later. Then, the people around us get to know this new version of you.
I wonder if Grandma knew in any spiritual or instinctively manner that her life was about to change. I imagine if she suspected it, she'd be calm because, at least, Grandma raised four good, accomplished women who would never leave her alone.
I thank my sister for her constant trust and for inspiring me. I love you.